miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ya están armando el Yenga

Ya las maderitas van tapando el piso. Ya ahí, en el medio, comienza a despertarse una estructura. Ya hay fierritos, alambres, y más de una vez vi allí al camión mezclador de cemento. Ya no hay marcha atrás, según parece. Ya no me salva ni el Chapulín Colorado.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Novedades que se ven, novedades que se escuchan

No, no se detuvo la obra por los derrumbes en Urquiza. No. Se ve que no sirve mucho rezar cuando uno no cree en Dios. La cuestión sigue en marcha. A primera vista, no parecen muchos los cambios. Algunos agujeritos más, muchas maderas, y el triunfo de la publicidad: los carteles que dan a la calle ya nos venden cosas. Enhorabuena. Sin embargo, hace dos días ingresó a mi vida un nuevo elemento, que recibí con la misma sensación con la que recibiría una invasión de abejas asesinas. Señoras, señores, démosle la bienvenida a algo que, si mi intuición no me engaña, sería algún tipo de aparato cortafierro, y que se percibe claramente a través del oído. Esta simpática maquinola, a la cual a partir de ahora llamaremos "El Corta", arranca su actividad bien tempranito, a eso de las 8 de la mañana. Creo que lo hace sola, de modo independiente, mientras los albañiles aún desayunan. La onomatopeya de su sonido es prácticamente irreproducible, aunque yo arriesgaría algo así como "FFFFGGGGYYYIIIIIIIIIUUUUUUUUUUUUUUUOOOOHHHH." Los que lo han escuchado alguna vez, me dirán si suena así, o propondrán otras grafías para tal sonido. Yo, mientras tanto, sólo me pregunto si "El Corta" irá subiendo junto con el crecimiento del edificio, y si llegará el día en el que cortará fierros a escasos cinco metros de mi oído. Dios dirá.